Coges un autobús hasta el conservatorio. Cuando llegas, buscas la sala de audiciones, reconoces a tu amigo entre los músicos del escenario y te sientas alli a escuchar el ensayo, pero la butaca es demasiado cómoda y tu ya estás cansado... te relajas en la silla y te adormilas. De pronto aparecen Mozart y Wagner.
Comienzan a tirar de ti, uno de cada brazo. Debes decidir a cuál de los dos quieres escuchar: